Silla de madera contrachapada (LCW) de Charles y Ray Eames, 60s.
Un gesto en madera contrachapada: silencioso, escultural, preciso.
En la década de 1940, Charles y Ray Eames desarrollaron una técnica revolucionaria: doblar la madera para crear formas orgánicas y ergonómicas. El resultado es esta silla: un asiento que se adapta al cuerpo con precisión, sin imponer postura.
El acabado negro acentúa su silueta: cada curva es deliberada, cada unión es perfecta. La estructura se transforma en suavidad, la ingeniería en empatía. Es una silla que no impone, sino que invita: ligera y con un propósito definido.
Más que un asiento, es un manifiesto: de modernidad, inteligencia material y confort como principio de diseño serio.
RARE. selecciona esta pieza como parte de un archivo vivo, donde la historia del diseño se encuentra con el presente y la forma continúa siguiendo al sentimiento.
ESPECIFICACIONES DEL OBJETO
PRODUCTO: Silla de madera contrachapada (LCW)
DISEÑADOR: Charles y Ray Eames
FABRICANTE: Herman Miller
ORIGEN: Estados Unidos
PERIODO: Década de 1950-1960
ESTILO: Mid-Century Modern
MATERIAL Y TÉCNICA: Madera contrachapada moldeada con acabado lacado negro
COLOR: Negro intenso
TEXTURA: Mate, suave con grano visible.
ESTADO: Excelente estado
DIMENSIONES: Alto 68 cm × Ancho 56 cm × Fondo 63 cm — Alto Asiento: 38 cm

Charles y Ray Eames
Charles (1907-1978) y Ray Eames (1912-1988) se encuentran entre los diseñadores más influyentes del siglo XX: visionarios que transformaron la vida moderna a través de la forma, la función y el juego. Su obra marcó una época y continúa influyendo en nuestra concepción del diseño actual.
En la década de 1940, en medio de las limitaciones de la guerra y la exploración tecnológica, el dúo fue pionero en un método que fusionaba la innovación con la empatía: madera contrachapada moldeada, esculpida a través de la presión, el calor y la gracia.
Sus creaciones icónicas no son formas estáticas, sino anatomías dinámicas. Cada curva está calculada no por el estilo, sino por la sensación. El material, antes rígido e industrial, se vuelve flexible y sensual: un medio capaz de abrazar la forma humana sin excesos ni ornamentos.
En sus manos, el diseño se convierte en un acto de cuidado. Sus piezas no siguen las tendencias; las trascienden. Son microarquitecturas: democráticas, funcionales y profundamente humanas.